El lowconsejo de hoy va dirigido especialmente a vosotras, chicas (bueno, y también a los chicos que se pinten las uñas, aquí no discriminamos a nadie). Hace algún tiempo descubrí que la bloguera Isasaweis -de la que los miembros de Vigo Low Cost nos declaramos FANÍSIMOS- había creado una serie de vídeos con consejos para aprovechar cosméticos rotos, secos o algo deteriorados y pensaba que había creado un vídeo sobre como diluir los esmaltes de uñas secos y/o espesos y aprovechar los botes al máximo. Como no fue así -en realidad tiene uno sobre como aprovechar esmaltes de los que no te gusta su color– os presento este lowconsejo de belleza, sin vídeo pero paso a paso.
Antes de nada, veamos que instrumental vamos a necesitar:
- Papel de periódico, un plástico o algo similar para cubrir la superficie sobre la que vayamos a trabajar.
- Un pequeño recipiente cilíndrico que llenaremos con quitaesmalte. Yo utilicé un vaso de chupito, aunque creo que hubiese sido más práctico un bote más bajo y ancho.
- Papel higiénico o algodón. Yo empecé utilizando el primero, pero la segunda opción es más práctica y eficiente
- Quitaesmalte
- Un diluyente específico para esmaltes de uñas (optativo, ver más adelante)
- ¡Vuestros esmaltes de uñas pochos! Como véis, yo tenía ya unos cuantos (alguno de los que sale en la imagen tiene más de 10 años…)
- No aparecen en la imagen de arriba, pero también necesitaréis cinta adhesiva y, si no queréis mancharos las manos durante el proceso, unos guantes de plástico.
Hay un punto importante que me gustaría tratar antes de empezar con el proceso: qué vamos a utilizar para diluir el esmalte. Tradicionalmente yo había escuchado el consejo de «echarle unas gotitas de quitaesmalte» al botecito, pero que dicho consejo sólo te sirve si el esmalte está aún poco espeso. Si es un esmalte ya algo seco, tendrías que echarle más quitaesmalte y en vez de arreglarlo acabarías estropeándolo, así que ahí hay que valorar realmente qué necesitáis. En la imagen de la izquierda os pongo las cuatro opciones que conozco:
A) El quitaesmalte de toda la vida. Los de marca blanca como el de la imagen rondan el 1€
B) El diluyente de esmalte Deliplús. Trae 9ml y cuesta 2,50€
C) El diluyente de esmalte Kiko. El bote es sospechosamente similar al de Deliplús, trae la misma cantidad pero según la web cuesta 4,90€
D) El diluyente de la famosa marca de productos para uñas Mavala, cuyo precio ronda los 10€. Ignoro su efectividad -por su precio presumo que la tendrá- pero sin duda alguna, es la opción más anti-lowcost de todas.
¡Y vamos allá con el proceso!
1- Si vamos a hacer algo, hagámoslo bien. Abrid el bote de esmalte pocho en cuestión y mirad el pincel. No nos valdrá de mucho echarle al bote todo el diluyente del mundo si el pincel sigue teniendo grumos resecos que lo deforman.
2- Como ya hemos visto que los pinceles también necesitan una limpieza urgente, vamos a rellenar el botecito con quitaesmalte.
3- También es algo muy común que se acumule esmalte seco en la boquilla del envase, así que vamos a mojar un trozo de papel o de algodon en quitaesmalte y limpiarla bien.
4- A continuación, sellaremos la boquilla con un trozo de cinta adhesiva mientras limpiemos el pincel. Ya está el esmalte lo suficientemente espeso como para que aún lo sequemos más…
5 y 6- Introducimos el pincel en el recipiente con quitaesmalte y lo agitamos y revolvemos bien contra las paredes y el fondo del mismo para que se limpie en profundidad. Es posible que necesitéis ayudaros también de un poco de papel o algodón impregnado en quitaesmalte para que la base del pincel quede bien limpia. ¡Ah! Os recomiendo que empecéis todo el proceso con los esmaltes más claros y vayáis evolucionando hasta los más oscuros, para evitar que en los pinceles claros queden restos de otros tonos oscuros.
7- Llegamos a la fase clave: ¡la dilución! Yo voy a emplear el diluyente de Deliplús, echando dos gotitas. La cantidad de gotas a emplear dependerá de lo espeso que esté el esmalte, obviamente. A continuación cerrad el envase y sacudidlo bien un buen rato. Inmediatamente ya veréis que el líquido en el interior parece estar bastante más licuado y manejable. Si no fuese así, podéis repetir este paso hasta lograr el efecto deseado -eso sí, ya os advierto que como el esmalte esté más seco que la momia de Tutankamón eso no lo revivís ni con aguarrás-. A quienes optéis por la opción de las «gotitas de quitaesmalte», os recomiendo que lo hagáis usando un cuentagotas para no pasaros.
¡Y ya está! Ya tenéis un esmalte de uñas revivido al que podréis seguir dando uso. Sin ir más lejos, con el esmalte azul oscuro que véis en la imágenes ahora me he podido pintar sin mayor problema las uñas de las manos, cuando antes apenas podía llegar a pintar dos sin liarla. ¡Animaos a darle una segunda oportunidad a vuestros esmaltes de uñas!
Muchisimas gracias por realizar estos comentarios. Gracias a personas como tu podemos ahorrar y reutilizar los esmaltes que mas nos gusta.
Lo dicho muchas gracias
Lucía