Una costumbre de antaño que parece haber vuelto para quedarse es la de hacer jabón en casa. Para quienes no estéis familiarizados con esta costumbre, hace décadas era muy común que la gente se hiciera su propio jabón mezclando sosa cáustica con el aceite reciclado de freír. Hacía algún tiempo que quería probar a hacer mi propio jabón casero al estilo tradicional por dos motivos: la satisfacción de elaborar algo por mí misma reciclando desechos (el aceite) y el ahorro en comprar jabón y detergente durante una buena temporada. Vamos, que se me hacía algo fascinante ese proceso.
Sin embargo, tras consultar varios tutoriales en internet desistí: la elaboración en sí resulta bastante complicada y nadie te asegura que tras pegarte todo ese trabajo vaya a quedar bien. De hecho, lo más probable es que la primera vez te salga un churro que tengas que tirar a la basura. Por supuesto, un aspecto muy importante que no debemos dejar aparte es el de seguridad: manejar sosa cáustica no es ninguna broma, ya que es un material extremadamente corrosivo, y teniendo en cuenta que no cuento en mi piso con un espacio lo suficientemente grande y aireado para hacerlo, se me hacía casi inviable.
Pero no todo estaba perdido, aún me quedaba una alternativa que resultó ser mucho más sencilla y segura: hacer jabón a base de jabón usado. Pues sí, resulta que reciclando esos trocitos secos y delgados de las pastillas de jabón y calentándolos puedes convertirlos en una gran pastilla de jabón. Aquí nos olvidamos de la sosa cáustica, del aceite usado y de remover la mezcla en la misma dirección durante horas cruzando los dedos de manos y pies para que no se corte la mezcla. Efectivamente, encontré algunos tutoriales para elaborar jabón de esta forma, que te ahorra el manejo de sosa cáustica (bastante peligrosa, y más en un piso de pequeñas dimensiones) y su elaboración es mucho más sencilla.
Para este tipo de elaboración hay varios tutoriales en la red, el que yo acabé siguiendo es éste, aunque con alguna pequeña variante. En otras recetas, en vez de calentarlo directamente en el cazo indican fundir el jabón poniéndolo en un recipiente al baño maría. Yo lo intenté en un primer momento y, por más que lo tuve al fuego, no hubo forma humana de que se deshiciera del todo, cosa que sí logré con este otro procedimiento.
- Recopila restos de jabón, trozos rotos, jaboncitos de muestra, etc., siempre que los pedazos estén lo más secos posible. Pica los trozos de jabón con un cuchillo sobre una tabla, cuanto más pulverizados queden más fácil será fundirlos.
- Como debemos emplear aproximadamente la misma cantidad de agua que de jabón, mídelos con una taza. Vamos a poner como ejemplo que tienes una taza de jabón picado, pues llena también una taza del mismo tamaño con agua. Pon a calentar el agua en un cazo.
- Una vez haya hervido el agua, reduce el fuego y echa más o menos un 1/4 de la taza de jabón. Ve removiendo hasta que se disuelva por completo. En este caso no se requiere que estes continuamente removiendo ni que sea en la misma dirección, pero estate pendiente. Cuando la cantidad de jabón que hayas echado ya esté disuelta, repite la misma operación. Añade un poquito más de agua si lo ves necesario y vigila el fuego, ¡no queremos que la mezcla se queme!
- Cuando ya esté todo el jabón disuelto y la mezcla bien hecha, ha de tener una consistencia como de pasta espesa. Este es el momento de añadir a la mezcla una cucharada de aceite de oliva, aceite aromatizado, esencia o colorante si lo deseas. Remueve bien y retira el cazo del fuego.
- Vuelca la mezcla en moldes de silicona. Mi recomendación es que utilices moldes rectangulares, más o menos del tamaño de una pastilla de jabón estándar. Como no tenía de esos, utilicé unos moldes de madalenas y, aunque los jabones quedaron bien, con esa forma no son tan prácticos para su uso.
- Mete los moldes de silicona con la mezcla en la nevera y déjalos allí unas 24 horas. Después, déjalos reposar unos días en un lugar fresco y seco y no desmoldes los jabones hasta que veas que la mezcla esté totalmente seca. Yo tardé en desmoldarnos una semana y entonces ya estaban más que listos para usar.
El resultado es un jabón multiusos: vale tanto para uso personal como para lavar. Probablemente al desmoldarlo no quede exactamente perfecto, pero si eres un poco maníatico en ese sentido, siempre lo puedes limar un poco para que quede perfecto.
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